Comenzar a
escribir sobre un tema nuevo, trae retos literarios. Los oficios de la maternidad una mirada desde la antropología médica¸
es uno de esos temas. El artículo pertenece a la revista de Antropología Social
“Desacatos”. Que a pesar de ser un artículo relativamente pequeño, está
concentrado de datos y nuevas ideas para el contexto salvadoreño que no me
había preguntado antes. Soledad González Montes perteneciente al Programa
Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México, realiza una
lectura del libro “Entender y atender la enfermedad. Los saberes maternos
frente a los padecimientos infantiles.” De Rosa Osorio Carranza y producido por
INI, CIESAS, Conaculta-INAH; algunos de los centros de estudios antropológicos
más importantes en México. En el entendido que es una interpretación de otra
interpretación, continuaré con los diálogos académicos en una interpretación de
interpretaciones, a la luz del contexto actual de El Salvador a principios de
S. XXI
El tema del
instinto materno, pareciera menos denso de lo que parece, sin embargo querer
deconstruir el instinto materno es tarea de toda la vida ¿Cuándo acaba el instinto
materno? Como hipótesis podría decir que muere con la mujer y nace con otra. Y
no pertenece al mundo de lo biológico, aunque pareciera, sino a una
construcción sociocultural que involucra relaciones de género, donde la mujer
es la protectora de sus hijos. En ese sentido, Osorio Carranza (2001) se
propone desnaturalizar el papel de las madres como guardianas de la salud
infantil, perteneciente a relaciones de género implicadas en la división sexual
del trabajo. Para eso, la autora emprende una interesante estrategia
metodológica en el municipio de Huixquilucan, Estado de México. Donde las
mujeres adquieren una responsabilidad vital que no ha sido reconocida
anteriormente, esto es, detectar los primeros signos de alarma, diagnóstica,
cuida, identifica la gravedad de cada caso y canaliza al enfermo aplicando los
tratamientos, cuidado la alimentación y la toma de medicamentos. En otras
palabras, el cuido de la vida de los menores. Empero, pese a que la
responsabilidad no es formalmente reconocida, no es un fenómeno desconocido
para las ciencias sociales, con algunos estudios reconocidos en México durante
la década de 1990.
En relación a
lo anterior ¿Qué propone de nuevo la autora? En primer lugar amplia la
investigación del tema, en segundo lugar, el enfoque metodológico. La autora se pregunta ¿Qué factores y cómo
influyen en la toma de decisiones con respecto a qué hacer frente a la
enfermedad de un hijo? Osorio (2001) implementa una estrategia metodológica
donde da seguimiento a un grupo de mujeres, lo que denominó “la carrera del
enfermo” estrategia que le permitió recopilar altos niveles de información
completa y sistemática, en un vaivén entre la perspectiva emic-etic, donde con
base a la primera interpreta las percepciones de las mujeres madres frente a
diferentes tipo de enfermedad, cómo y por qué lo hacen, es decir, criterios,
diagnóstico y pronóstico. A esto se refiere la autora cuando habla de “la
carrera del enfermo” porque cada niño o niña enferma implica un aprendizaje con
base a la observación, la prueba y el error, esto no quiere decir que los niños
y las niñas necesariamente mueren, sino que tienen un nivel de flexibilidad y
rapidez para implementar un nuevo diagnóstico que las permite llegar a una
solución, a través de un modelo médico,
que de acuerdo con la autora, es manejado por las madres. Esto quiere decir, un
manejo integral de la enfermedad vinculado a la calidad de vida del niño y la
niña enferma.
La lectura de
estos hallazgos es para Soledad González (2003) la existencia de una cultura médica
popular compleja fundamentada en las mujeres. Pero, ¿Qué implicaciones tiene
esta medicina popular de las mujeres? En primer lugar, un choque contra la
medicina occidental, donde los médicos desvalorizan el trabajo de las mujeres,
por creerlas ignorantes, aunque según la autora su principal molestia es el
hecho que las mujeres tengan un criterio propio (2001). En segundo, la autora
se refiere al lugar que la mujer ocupa en la jerarquía de autoridad dentro de
la familia, es decir, quién o quienes toman las decisiones. Siendo el municipio
de estudio un lugar más bien urbano, la autora hace el contraste entre un
municipio indígena rural donde la pareja reside en familia numerosas y la mujer
no tiene decisión en la salud infantil, y en la zona urbana, de carácter
neolocal, las mujeres deciden directamente en la salud de los y las niñas,
aunque “señala que están subordinadas a maridos que con frecuencia las
maltratan” (2003)
En relación a
lo anterior, Soledad González (2003) concluye cómo hay maneras diversas de
vivir las relaciones de género y la función materna, según la situación de
clase, étnica y cultural. Lo que abre otras formas de acercarse a entender los
roles de las mujeres y el grado de autonomía o subordinación en el que viven y
cómo esto varía a lo largo de su vida, y se modifica sus posibilidades de
intervención en la salud materno-infantil.
En el caso de
El Salvador, este artículo me inundó de una cantidad de preguntas
investigativas en cuanto a la maternidad relacionada con la salud materno
infantil. Partiendo de la base, que el incipiente desarrollo de la antropología
en el país crea un desconocimiento grande en las poblaciones que habitan dentro
del mismo; por tanto hay muy pocas investigaciones que partan de lo emic, mucho
menos que establezcan un diálogo con lo etic. Donde en muchos casos nos podemos
dejar guiar por concepciones puramente occidentales y etnocentricas, como
pensar que los médicos occidentales son una ciencia verdadera y última en el
cuido de la salud. Teniendo en cuenta que la identidad y como producto la
cultura se van formando en el entrelazamiento entre lo tradicional y lo moderno
¿Cuándo se conoce del papel de la madre en el cuido de sus hijos e hijas? ¿Qué
pesa más entre lo tradicional y lo moderno? ¿Cómo se entrelazan? ¿Y por qué?
Por otro lado,
revalorizar la posición de las mujeres dentro de la esfera doméstica, esto
vendría estar ligado a estar mayormente consciente de las categorías
androcéntricas que a niveles preconscientes pueden afectar el rumbo de las
investigaciones. Estudios como el descrito anteriormente nos ayudan a repensar,
reflexionar y dar mejor cuenta de las relaciones de poder que se sostienen a
nivel doméstico. En relación a todo lo anterior, ¿Qué está pasando en EL
Salvador en los diferentes contextos socioculturales en relación a este tema?
No lo sé. En ese sentido, esta reseña pretende ser una invitación al trabajo de
investigación antropológico que permita abordar la realidad desde otras
maneras, reconociendo cada vez más nuestras subjetividades.
Bibliografía:
-
González Montes, Soledad. Los oficios de la maternidad
una mirada desde la antropología médica. 2003. Desacatos. Número 013. Distrito
Federal.
te invito a leer los resultados de un estudio 2012. saludos fraternos!!
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